COMIDA MACROBIÓTICA
COMIDA MACROBIÓTICA

Podemos decir que nuestra cultura y tradición no se podría contar sin el arroz integral… Hemos cultivado, agradecido y comido el arroz y en ello está el secreto de la paz y la armonía.

Propósito de comida energética y macrobiótica.
Aunque suene algo raro, Macrobiótica, es simplemente la forma como se comía en Japón hasta hace tan sólo unos años. Nuestra dieta cambió drásticamente desde el fin de las guerras mundiales y hoy en día ya no comemos lo que nuestros antepasados han estado comiendo durante siglos.
Eso pasa en todos los países, sobretodo los países más desarrollados, por la globalización y la modernización de la agricultura, aunque en el caso de Japón es mucho más avanzado. Igual que la comida, nuestras culturas se están perdiendo de una forma drástica también. Según lo que enseña la Macrobiótica, lo que comemos no solo nos afecta a nivel físico, también a las emociones y a nuestros pensamientos.
Como dicen, somos lo que comemos, entonces si los Japoneses no comen comida Japonesa, sería normal que ya no se interesasen tanto por su cultura, que se ha ido desarrollando durante siglos. Si comemos químicos, sería normal que ya no nos sintiéramos como humanos para el cuidado de nuestra tierra y naturaleza.
La macrobiótica (Macro=grande, todo; Bio=vida) es una enseñanza creada por el japonés George Ohsawa (1893-1966) y se trata de un sistema tanto filosófico como práctico: su objetivo es actualizar el antiguo principio único oriental (o principio del Yin y el Yang), que según Ohsawa constituye la base de la ciencia y de todas las filosofías y religiones de Extremo Oriente, con el fin de presentarlo de una manera comprensible para la mentalidad moderna.
Su especificidad es su aspecto pragmático: la macrobiótica pretende demostrar que la aplicación de este principio permite comprender y resolver los problemas concretos de la existencia.
El vínculo entre la filosofía y la práctica se hace, en particular, a través de la alimentación. Ohsawa defiende la idea de que comiendo según este principio, lo que equivaldría a decir «según las leyes de la naturaleza», el organismo se armoniza (o reencuentra la salud) y así el juicio se vuelve más claro, capaz de percibir la realidad (es decir, estas «leyes de la naturaleza») de una manera más precisa.